8 tipos de clientes que los abogados odiamos

  • 6 Mar, 2019
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tipos de clientes que los abogados odiamos

Estos son los 8 tipos de clientes que los abogados odiamos, aquellos clientes que nos sacan de nuestras casillas. Es más que seguro que alguno de los clientes que verás en esta lista te a tocado.

 

Cada caso y cada cliente son una experiencia nueva y a menudo una experiencia que los abogados tenemos que aprender a sobrellevar. No es para nada fácil tratar con ciertos clientes con personalidades conflictivas o poco pacientes.

 

Cada persona tiene una forma diferente de relacionarse con su abogado, más si es la persona encargada de solucionar sus problemas. El estrés y la poca paciencia de algunos clientes puede llegar a sacarnos de nuestras casillas. Pero como profesionales tenemos que saber manejar esta situación para lograr los mejores resultados en cada caso.

 

 

8 tipos de clientes que los abogados odiamos

 

Empecemos con la lista de los clientes que los abogados odian (odiamos), tómalo con humor y quizás hasta te saque una sonrisa!

 

1. El cliente «Visita breve»

 

Este tipo de cliente es el que no sabe que es una «visita breve», es aquel que te quiere poner al tanto de todos los avatares de su vida personal. Es aquel cliente que te cuenta con los más mínimos detalles sus desgracias personales y es el culpable muchas veces de que no cenes a tus horas.

 

Este tipo de cliente es altamente peligroso porque su «visita breve» puede convertirse en un infierno interminable en que sólo te queda soportar #LoQueCallamosLosAbogados.

 

2. El cliente «Venganza»

 

Este tipo de cliente normalmente no queda satisfecho con un acuerdo extrajudicial, porque lo que busca es «destrozar al contrario». El cliente «venganza» incluso puede llegar a dar por buena una sentencia no del todo favorable si a cambio consigue convertir la vida de la contraparte en un infierno. Hay que tener cuidado con ese tipo de cliente eh!

 

 

3. El Abogado frustrado

 

Es quizás el cliente más molesto de esta lista. Es aquel que antes de empezar el relato de la consulta, considera imprescindible explicarnos que estuvo a punto de estudiar derecho, pero que por avatares de la vida a todas luces injustos, no pudo hacer. Lo que claramente no impide que tenga unos conocimientos sobre el asunto que nos va a encargar que limitan nuestra intervención en éste a la inclusión de nuestra firma y título en la demanda.

 

4. El psicópata

 

Se trata de un elemento que vive en una realidad paralela, y que es capaz de confesar sin ningún tipo de rubor haber cometido los actos más reprobables sin mostrar ni el más mínimo atisbo de pudor y -lo que es peor- sin querer entender que esos actos le conllevarán unas consecuencias jurídicas.

 

5. El desconfiado

 

Es el tipo de cliente que antes de encargarnos su tema no tendrá reparo alguno en investigarnos, someternos a un examen para ver si nos elije como abogado, escrutar la hoja de encargo como si en la misma nos cediera a su primogénito en fideicoimiso, y por supuesto corroborar en el juzgado competente que el escrito que le hemos asegurado haber interpuesto realmente se ha interpuesto.

 

Si pierdes un tema con un sujeto de estos eres abogado muerto, porque te hará responsable de cualquier resultado distinto a una sentencia plenamente estimatoria.

 

6. El indeciso

 

Típicamente suele tratarse de un proyecto de cliente varón que aparece un día por nuestra consulta diciendo que tiene pensado hablar con su mujer para poner punto y final a su matrimonio. Viene equipado con una libretita en la que trae apuntadas docenas de preguntas de lo más pintorescas (“¿es posible dotar al perro de un régimen de visitas?”). Paga -eso sí- religiosamente su consulta y se va prometiendo volver para encargarnos el asunto. Cumple con la primera parte de la afirmación y su libreta y él regresan cuatro o cinco veces más, hasta que finalmente es la mujer la que le plantea el divorcio y tras acudir a la consulta de otro compañero a firmar un convenio regulador totalmente leonino aún le quedan ánimos y vergüenza para volverse a pasar por nuestro despacho para que le confirmemos que -efectivamente- ha metido la pata, extremo éste que apunta con diligencia en su libretita.

 

7. El cliente relevista

 

Tiene una habilidad inexplicable para pelearse con todos los abogados que le representan, de tal suerte que te suele traer un expediente de dimensiones considerables en el que como en las carreras de relevos o en la novela de Frankenstein cada parte la ha llevado un letrado según su propio y leal saber y entender. Y por si aún no habías decidido ya a estas alturas rechazar el asunto antes de contribuir al desaguisado, el cliente suele rematar la faena espetando algo así como “espero que usted no se venda, como los que le han precedido”

 

8. El cliente mamá

 

Como si de una progenitora preocupada se tratase, este tipo de clientes es incapaz de conciliar el sueño si a lo largo del día no ha conseguido contactar con nosotros para preguntar cómo va su tema. Es de la opinión de que cuanto más patente sea su aliento en nuestro cogote más rápido irá su asunto, y en consecuencia si un día, por lo que sea, no podemos devolverle la llamada, no dudará en presentarse preocupado en nuestro despacho exigiendo ser atendido sin demora.

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