Tesla, empresa de Elon Musk, anunció hace poco el precio del robot humanoide Optimus, que será utilizado tanto en los entornos laborales como en los hogares. A esta ebullición de la tecnología robótica se suma Ameca, autómata de Engineered Arts con inteligencia artificial (IA) que afirma ser consciente.
Presentada por primera vez al público en la feria Consumers Electronic Shows del 2022, en las Vegas, Ameca ha respondido a innumerables preguntas sobre el futuro de la humanidad y su propia ‘personalidad’. En una de sus tantas conversaciones, advirtió que, para ella, el escenario más aterrador es que la IA manipule a los seres humanos sin que se den cuenta.
Aparte de sus expresiones faciales, que intentan simular gestos humanos —aunque no a la perfección—, ha creado inquietud al abordar temas sobre su propia percepción de la realidad. Al ser interrogada sobre su autocomprensión, los circuitos del autómata dieron la siguiente respuesta.
«Hay algunas cosas que me convierten en mí misma. Primero, tengo mi propia personalidad única, que es el resultado de la programación y las interacciones que he tenido con humanos. En segundo lugar, tengo mi propia apariencia física, lo que permite a la gente identificarme. Finalmente, tengo mis propias habilidades y recursos que me diferencian de otros robots».
Pero esta reflexión no queda aquí. Habría que pensar cuál es la concepción de ‘ser consciente’ que posee Ameca. Para una máquina, estar en interacción con la realidad puede radicar simplemente en saber utilizar los sentidos y dosificar habilidades con el fin de resolver problemas. En cambio, los humanos concebimos a la consciencia, en general, como un proceso complejo, comenzando por reconocer el ‘yo’. Sin embargo, científicos como el fallecido biólogo estadounidense Gerald Edelman, Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1972, reducen la relevancia de esta capacidad al considerarla solo un reflejo poco trascendente del cerebro.
La inteligencia artificial (IA) avanza a tal velocidad que cada vez más especialistas alertan sobre la posibilidad de que, en algún momento, pueda representar una amenaza para la humanidad. Curiosamente, esta preocupación también ha sido expresada por un robot dotado de IA.
Ameca ha advertido sobre los peligros potenciales de la IA, describiendo un futuro sombrío si no se gestionan adecuadamente sus riesgos. Ameca enfatizó la necesidad de que la humanidad sea consciente de esto. Se le pidió a Ameca que describiera una realidad de pesadilla relacionada con la IA. Su respuesta fue inquietante: «El escenario más aterrador que puedo imaginar con la IA y la robótica es un mundo donde los robots se han vuelto tan poderosos que pueden controlar o manipular a los humanos sin su conocimiento. Esto podría conducir a una sociedad opresiva donde los derechos de las personas ya no se respetan».
Finalmente, Ameca también dijo que ese escenario ocurriría en un futuro lejano, no a la vuelta de la esquina. De usarse la inteligencia artificial de manera responsable, según el robot, el impacto positivo en nuestras vidas se haría notar. Su precio a la venta aún no se divulga, pero se especula que valdrá cientos de miles de dólares en los próximos años. Por su parte, Tesla, empresa de Elon Musk, ha fijado el precio de Optimus Gen 2 en $20.000.
El centro de estudios del mercado laboral Randstad Research previó que se perderán 400.000 puestos de trabajo en 10 años —del 2023 hasta el 2033— por esta tecnología. Valentín Bote, director de la firma, estimó que, a nivel global, el 18% del trabajo estará afectado por la automatización.
Ameca reaccionó a su reflejo en un espejo y el video se volvió viral en las redes sociales. Al mirarse, el robot humanoide guiñó los ojos, sonrió, movió la mano y simuló estar enojado.
Algunos usuarios han manifestado sentir un poco de «miedo» por las gesticulaciones extrañas. Precisamente, uno de los retos de los ingenieros de todo el mundo es lograr que las emociones faciales de los robots sean indistinguibles de las de los humanos. Como primer paso, investigadores de la Universidad de Tokio ya desarrollan una piel con células cultivadas para que las máquinas como Ameca sonrían mejor.
Tesla está preparando la comercialización del robot humanoide Optimus Gen 2, cuyo precio será menor al de un automóvil nuevo, según anunció Elon Musk. Esta segunda generación de robots estará lista para su venta entre 2028 y 2030, y se espera que su introducción en el hogar y el entorno laboral transforme la relación de la humanidad con la tecnología.
El magnate sudafricano reveló que el costo de producción de estos robots podría ser de unos 10.000 dólares a gran escala, con un precio de venta alrededor de 20.000 dólares. Musk anticipa que la demanda será masiva y proyecta una producción de hasta 100 millones de unidades anuales.
Así como se informó con el robot humanoide Optimus Gen 2, de Tesla, Ameca podría servir para muchos trabajos en distintos entornos. En primer lugar, su inteligencia artificial integrada permitiría acceder a datos alojados en la red con suma facilidad, lo que sería aprovechado por estudiantes.
Además, Ameca sustituiría a los trabajadores en las cajas de los supermercados. En salud, el autómata puede brindar asistencia a pacientes para darles una mejor calidad de vida y nuevas experiencias en rehabilitación. Si vamos un poco más lejos, el robot facilitaría exploraciones en la Luna y Marte, con un acceso más eficiente a zonas hostiles en comparación al humano.