Una mujer fue condenada por la justicia estadounidense al hallársele responsable de la muerte de su marido. El loro de la víctima, de nombre Bud, fue el responsable de ayudar a dilucidar el crimen, que, tras el asesinato, pasó a repetir frecuentemente la frase «No dispares, mierda!» (Do not fuckin shoot), mientras imitaba la voz de su dueño.
Martin Duran, de 46 años, fue encontrado muerto con cinco tiros en la casa donde vivía con su esposa, Glenna Duran, de 49 años, en mayo de 2015. La mujer, sin embargo, fue declarada culpable dos años después.
En el fatídico día la mujer llegó a disparar un tiro contra su propia cabeza luego de matar a su marido, pero sobrevivió. Desde entonces, ella negó ser la responsable del asesinato. El testimonio del loro de origen africano se utilizó durante el proceso judicial. Según los padres de la víctima, el ave escuchó a la pareja discutiendo y pasó a repetir las últimas frases del dueño, sin saber que serían usadas para hacerle justicia a su amo.