El exceso de estrés puede ser un arma mortal para el buen desempeño de un Abogado en sus labores, limitando no sólo su capacidad de pensar y actuar profesionalmente, sino además poner en riesgo su propia salud. En este artículo encontrarás una lista de consejos que te ayudarán a combatir y controlar el exceso de estrés, pon atención!
Una correcta planificación de la jornada siguiente, al finalizar tu día, ayudará a gestionar la carga diaria de trabajo que tengas, evitando días muy saturados y manteniendo control sobre tus actividades.
La planificación de tu día siguiente, evitará que tengas un déficit de descanso que implicará aumentar la posibilidad de que todo te afecte mucho más de lo normal y, por consiguiente, te veas incapaz y completamente desbordado para controlar el trabajo de dicho día.
Incluso para aquellos imprevistos, se puede reservar un tiempo adecuado, y si este no ocurre lo podrás utilizar para avanzar con el trabajo pendiente.
El exceso de estrés depende en gran medida de la frustración ocasionada por no haber realizado el trabajo previsto. Es mejor que nos sobre algo de tiempo que tener la sensación de no haber realizado la mitad del trabajo que nos hemos propuesto.
Sabemos que resulta tentador intentar abarcar en una jornada lo que no hemos podido hacer en los días anteriores, pero aunque nuestras ganas y ánimo sean ilimitados, nuestro cuerpo no lo es, y en algún momento nos pasará la factura si nos excedemos en el trabajo diario.
Está comprobado científicamente que empezar por los trabajos más sencillos generan satisfacción, mejor humor y disponibilidad para realizar asuntos mas complejos a los largo del día.
Por el contrario, si comenzamos con un asunto muy complejo, absolverá nuestras fuerzas y, de no acabarlo, cundirá el desánimo por no haber terminado los asuntos pendientes y las hormonas del estrés comenzarán a afectarnos.
Resolver un asunto después de otro y no todos a la vez, además de evitar un exceso de estrés, facilita la concentración y la eficacia en el trabajo que estamos realizando.
Es importante que, en la medida que podamos, seamos quienes controlemos nuestro tiempo y agenda, y no el cliente. Si después de atender lo mejor que hemos podido a nuestro cliente nos dice la frase: “¿tomamos un café?”, nos tendrá trabajando otra media hora. Media hora que no tenemos. El resto del trabajo se resentirá y el estrés hará su aparición al final de la jornada por no haber terminado el trabajo previsto.
Todos sabemos el estrés que nos produce y la cantidad de energía que nos absorberá, llegar con el tiempo justo al juzgado. Si bien hay algunos detonantes del estrés que no se pueden evitar, sin duda, este es uno de ellos. Salir con el doble de tiempo del previsto nos dará un tiempo extra de repaso de los argumentos y estrategias del juicio que multitud de compañeros han sabido “saborear” instantes antes de su comienzo.
Otro aspecto importante es tener una buena actitud y tender a pensar en términos positivos, estar constantemente quejándonos sobre lo que no nos gusta de nuestra profesión no ayuda en nada a ser más eficientes en nuestro trabajo. Conseguirá que, ante el desánimo y falta de ganas, el estrés “llame” a nuestra puerta para entrar con toda su fuerza. Pensar en positivo implica tener más capacidad para soportar gran parte de los problemas diarios con los que nos tenemos que enfrentar.
Las frases “¡No tengo tiempo para ir al gimnasio!” o “¡no creo que la meditación sirva para algo!” son muy habituales para ahorrarse uno mismo el esfuerzo de hacer deporte o aprender técnicas de relajación que sabe perfectamente que son necesarios para encontrarse mejor.
Si hemos discutido con nuestra pareja o hijos, el día será muy duro y el estrés aparecerá al menor problema
Sinceramente todos sabemos que empezar las jornadas enfadado con nuestros seres querido implica estar de mal humor el resto del día. Intentemos arreglar las cosas antes de salir de casa; de lo contrario, el día será complicado, difícil y… muy estresante.