Compartimos con todos nuestros lectores el libro “Psiquiatría Forense en el Derecho Penal” que puedes descargar completamente gratis. Libro escrito por Vicente P. Cabello.
A continuación compartimos un fragmento del prólogo de este buen libro y posteriormente el enlace de descarga. Recuerda compartir en tus redes sociales porque no ayuda a seguir compartiendo contenido gratis.
Prólogo
Un aliento interior ha gestado esta obra: la esperanza de que se constituya en un modesto prólogo de la Psiquiatría Forense del futuro. De ese futuro donde el encuentro de la psiquiatría con el derecho penal represente fielmente las ciencias del hombre.
Nos marcaron el rumbo dos condiciones previas: el estudio profundizado de los trastornos mentales y el interés por el derecho.
Superado el binomio enunciado, se impone al universitario de nuestros días una noble tarea: investigar, tanto en el área de la patología mental como en las raíces mismas del fenómeno delictivo. Misión ardua y difícil porque se ponen en contacto el pensamiento cultural – normativo, propio de las ciencias jurídicas, y el pensamiento causal-explicativo, como es el psiquiátrico.
Sin embargo, no está lejos el momento en que desaparecerá el paralelismo de ambos carriles, pues a medida que se acerquen en la lejanía, mayor será la posibilidad de conjunción científica.
En la conquista de ese logro, no negamos la tendencia biologista que ha guiado nuestros pasos, por aquello de que no se puede conocer el delito como entidad jurídica, si no se estudia previamente como hecho natural. Este estudio incumbe al psiquiatra, pero también a los jueces en calidad de criminólogos.
Al desarrollar esta tesis, afirmamos que ya se trate de casos netamente patológicos, o bien de variedades anormales, e incluso de psicología corriente, el juzgador, ubicado en un pedestal más alto que el perito médico, está haciendo criminología, y por ende, psiquiatría, pues ésta no constituye una ciencia auxiliar de la criminología sino, en gran parte, psiquiatría misma.
Queda así justificado nuestro empeño en elaborar una teoría congruente de la enfermedad mental, del mismo modo que los penalistas se preocupan constantemente en perfeccionar la teoría del delito. Idénticos motivos nos han impulsado a tratar con una amplitud casi pormenorizada la patología clínica de las entidades psiquiátricas, para que los hombres que cultivan el derecho penal no sean simplemente turistas sino habitantes de un país de variada topografía, en el cual la locura convive con la razón, la verdad con el error y la sabiduría con la ignorancia.
Aquí se presenta un dilema aún no superado, que nos lleva a inclinarnos por la amplitud informativa de orden psiquiátrico destinada a los jueces, no para pretender que éstos se conviertan en psiquiatras y polemicen mano a mano con los especialistas, sino para que puedan valorar correctamente los fundamentos científicos de las pericias, y, llegado el caso, dudar y saber también por qué se duda; pues en última instancia una mayor información le permitirá al magistrado liberarse de la tiranía de los peritajes que, en ocasiones, confunden más que ilustran. En ese sentido también analizamos los requisitos que debe reunir un buen perito, que se ponen de manifiesto en su misión específica, la prueba pericial, momento en el cual el médico se viste de gala, especialmente cuando en el escenario del juicio oral es el centro de todas las miradas.
Para certificar el principio que establece que para servir a la ley es necesario conocerla hemos prestado preferente atención al estudio del art. 34, inc. 1′ del Código Penal vigente, que constituye la biblia legislativa de la imputabilidad. Al respecto rechazamos el criterio «alienista» en materia de alteración morbosa de las facultades, que homologamos al concepto de enfermedad mental; las razones que apoyan nuestra posición ocupan varias páginas: la importancia y trascendencia del tema lo merecen. En el mismo rubro exponemos dos argumentos psiquiátrico-forenses que desvirtúan la imputabilidad disminuida, por lo menos en el régimen de nuestra legislación penal.
Cerramos el primer tomo con un vaticinio a manera de recomendación. A raíz de importantes experimentos que se están realizando en el campo neuro-fisiológico mediante estimulaciones eléctrico-estereotáxicas y bioquímicas sobre el cerebro vivo en sus centros relacionados con la conducta, la ciencia se está adueñando del control de la mente, y lo que es más grave, del poder de transformar la naturaleza psicológica del hombre a través de la genética. Entonces, nadie puede predecir el destino del derecho penal y de la criminología. Abramos nuestro espíritu para adaptarnos y ser protagonistas del cambio…