En este artículo compartimos con ustedes algunas de las mejores técnicas de argumentación jurídica. Aquellas técnicas que no se enseñan habitualmente en las universidades y que más bien son producto de la experiencia.
Todos los días usamos argumentos, estos toman especial relevancia en el ámbito jurídico. Un buen argumento puede marcar la diferencia entre perder o ganar un caso. Es decir, la argumentación jurídica es un concepto teórico-práctico, que debería ser dominado por todos los actores inmersos en este ámbito.
Argumentar significa dar razones a favor o en contra de un hecho. En los tribunales se usa la argumentación jurídica para convencer a los juzgadores de las distintas teorías de un caso y el mejor argumento lo gana.
Por este motivo, la argumentación se convierte en un valor imprescindible en un abogado exitoso y, también, en los jueces que deben justificar sus sentencias a través de una argumentación técnica y comprendida por el espectro jurídico.
A continuación veremos algunos tips esenciales para que el abogado sepa reconocer algunas técnicas de argumentación jurídica. Un buen argumento resulta fundamental para que un letrado pueda defender su causa de una manera apropiada y convincente. Está formado por una serie de técnicas que le permiten acercar el hecho al tribunal y a la otra parte.
La sobrecarga de trabajo de los tribunales de Justicia es evidente. De hecho es una queja de viva voz por parte de abogados y jueces, que sienten que pasan horas y horas trabajando y, sin embargo, afrontan una acumulación escandalosa de casos por resolver.
Esta es una de las razones por las que, en ocasiones, las lecturas se realizan con prisas, de manera somera y, a veces, delegando. Según algunos profesionales, muchos jueces y magistrados acaban fallando juicios cuya argumentación ha sido sintetizada por los secretarios judiciales.
Esta es la razón por la que resulta de vital importancia conseguir que el juez nos oiga y podamos tener la oportunidad de mostrarle nuestros documentos y hacerle caer sobre algunas pruebas.
No hay más alternativa para un letrado que transmitir su mensaje de manera eficaz. No se precisa de una técnica muy complicada, en realidad hablamos de ciertos requisitos simples que nos pueden ayudar a llegar al tribunal:
Es importante que hagamos un ejercicio de reflexión e intentemos ponernos en el lugar del juez y del abogado de la otra parte. De esa manera podremos comprender cómo podrían argumentar y anticiparnos a ello.
No es adecuado que nos revistamos de todo el apasionamiento del mundo, dejando de lado la objetividad. Hay que mantener la calma y la mente fría para poder discernir adecuadamente y realizar una defensa idónea y profesional.
Si somos capaces de observar nuestra situación desde otros puntos de vista, conseguiremos que nuestra argumentación se vea muy reforzada. De este modo resultará más fácil persuadir al tribunal y convencerlo de que tenemos un mejor razonamiento que la parte contraria.
Para lograrlo es preciso un estudio a fondo de lo que pretende la otra parte y en qué se basa para conseguirlo. De este modo sabremos hasta qué punto sus hechos están probados y en qué medida están sus pretensiones respaldadas por la norma.
Es absurdo perder el tiempo en asuntos o partes del caso sobre los que no tenemos ningún control por falta de pruebas, tanto de hecho como de derecho. Sin embargo, debemos volcarnos y no ceder en lo que, tras analizar la situación de manera rigurosa, nos sentimos cargados de seguridad y razones bien justificadas.
Es importante que a la hora de argumentar nuestra posición y mostrar la solución al caso, nos acerquemos todo lo posible a lo que ya dice la jurisprudencia. Los jueces son propensos a tener muy en cuenta los precedentes. De este modo intentan dirimir de la misma manera para todos los casos similares, así que no está de más reforzar nuestra argumentación con algunos casos similares fallados a favor.