Vivimos en una era donde cada acción en línea deja una huella: fotos, comentarios, publicaciones, registros de compra, búsquedas e incluso errores del pasado pueden quedar almacenados de forma casi permanente. Ante esta realidad, surge el derecho al olvido, una figura jurídica que busca equilibrar el acceso a la información con el derecho a la privacidad y al honor. Pero ¿qué significa realmente este derecho y cómo puede protegerte en internet?
El derecho al olvido es la facultad que tiene una persona para solicitar que sus datos personales sean eliminados o desindexados de los motores de búsqueda, cuando ya no son pertinentes, son inadecuados o afectan injustificadamente su imagen pública o privada.
Este derecho no implica borrar la información de la web en sí misma, sino hacerla menos accesible, principalmente a través de su eliminación de los resultados de buscadores como Google, Bing o Yahoo. Esto evita que esa información siga afectando la reputación o vida personal del individuo.
El término “derecho al olvido” no es nuevo, pero ganó relevancia con una sentencia histórica del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) del 13 de mayo de 2014, en el caso Google Spain SL, Google Inc. vs. Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y Mario Costeja González.
Costeja, un ciudadano español, solicitó que se eliminaran enlaces a una subasta de inmuebles relacionada con una deuda ya saldada hace años. El tribunal falló a su favor, estableciendo que los motores de búsqueda eran responsables del tratamiento de datos personales y debían atender solicitudes de desindexación cuando la información ya no tuviera relevancia pública.
A raíz de esta sentencia, se consolidó el derecho al olvido como parte esencial del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea, que entró en vigor en 2018.
Unión Europea: El RGPD, en su artículo 17, reconoce expresamente el “derecho de supresión”, que incluye el derecho al olvido. Este derecho puede ejercerse si los datos personales dejan de ser necesarios, si se retira el consentimiento, o si el tratamiento de los datos es ilícito.
España y otros países europeos: Tienen legislación que refuerza este derecho y mecanismos para hacerlo efectivo a través de sus agencias de protección de datos.
Latinoamérica: Aunque algunos países como México, Colombia y Argentina tienen leyes de protección de datos, el derecho al olvido aún está en desarrollo jurídico y su aplicación no es uniforme. En Argentina, por ejemplo, ha habido debates jurídicos sobre su constitucionalidad por el conflicto con la libertad de prensa.
Estados Unidos: No existe un derecho al olvido como tal. La protección de datos personales está fragmentada y más centrada en sectores específicos como salud o finanzas. Además, prevalece una interpretación amplia de la libertad de expresión.
No toda información es susceptible de ser eliminada de internet. Los casos más comunes en que el derecho al olvido puede ejercerse incluyen:
Sin embargo, este derecho no es absoluto. Debe ponderarse frente al derecho a la libertad de información, especialmente cuando la información tenga un interés público relevante (por ejemplo, si se trata de una figura pública o de hechos de interés general).
El proceso suele ser el siguiente:
1. Identifica el contenido a eliminar: Detecta la URL o URLs concretas que contienen la información que deseas desindexar.
2. Contacta directamente al buscador: La mayoría de los motores de búsqueda, como Google, disponen de formularios específicos para solicitar la desindexación de contenidos (ejemplo: Formulario de Google para la UE).
3. Aporta documentación: Se debe justificar por qué esa información afecta tus derechos. Pueden requerirse documentos que prueben tu identidad, así como la irrelevancia o perjuicio del contenido.
4. Espera la resolución: Si la solicitud es aceptada, los enlaces se eliminarán de los resultados del buscador para ciertas regiones. Si es rechazada, puedes apelar ante las autoridades de protección de datos de tu país.
5. Alternativa: Contactar al editor del sitio web: En algunos casos, también puede solicitarse la eliminación del contenido directamente al medio o página que lo publicó.
Mario Costeja González (España): Como ya se mencionó, este caso fue el punto de partida del derecho al olvido en la UE.
Italia – Casos judiciales antiguos: Personas que aparecían en noticias de condenas judiciales ya cumplidas pidieron que se eliminaran de los resultados de búsqueda sus nombres asociados a esos hechos. En muchos casos, los jueces fallaron a favor, dado que la información seguía causando un daño desproporcionado.
Reino Unido – médicos y errores profesionales: Algunos profesionales solicitaron la eliminación de registros públicos por fallos pasados, pero en varios casos se rechazó por prevalecer el interés público y la necesidad de acceso a información sobre profesionales de salud.
A pesar de su avance, el derecho al olvido presenta varios desafíos:
Además de ejercer el derecho al olvido, puedes tomar medidas proactivas:
Conclusión:
El derecho al olvido es una herramienta fundamental en la protección de la privacidad en la era digital. Nos permite tener una segunda oportunidad frente a errores del pasado o información que ha perdido relevancia. No obstante, su ejercicio requiere un delicado equilibrio con la libertad de información y plantea debates jurídicos, éticos y sociales que seguirán vigentes en los próximos años.
En un mundo donde cada clic deja una huella, contar con mecanismos que permitan controlar esa información es más que un derecho: es una necesidad.