La profesora del Departamento de Derecho de la PUCP, Romy Chang, explica la diferencia entre dolo y culpa según la difundida teoría volitiva del dolo, que si bien ya tiene sus detractores, sigue predominando en nuestro sistema judicial.
Valga la exposición porque, como se sabe, nuestros jueces y fiscales generalmente no están acostumbrados a motivar el dolo en sus escritos.
Cuando se comente un delito el Estado debe sancionar tomando en cuenta la gravedad de lo que se ha hecho. Esto hace que para que un juez pueda imponer una pena, siempre deba tener en cuenta si nos encontramos frente a un delito doloso, o si nos encontramos frente a un delito culposo. ¿Por qué es relevante esta distinción? ¿Siempre es necesario que un juez distinga entre estos dos conceptos? En definitiva, es indispensable que para emitir una conducta un juez establezca si la conducta ilícita fue realizada con dolo o con culpa.
Así, por ejemplo, mientras el homicidio doloso se sanciona con una pena que va entre los seis a veinte años de cárcel, el homicidio culposo se sanciona con una pena máxima de apenas ocho años.
Esta distinción también es relevante en la medida en que no todos los delitos se sancionan en sus modalidades dolosas y culposas. Así por ejemplo, el delito de daños a la propiedad solo se sanciona penalmente en su modalidad dolosa, pero nunca en su modalidad culposa. De manera que nunca se irá preso por haber roto, por descuido, un cofre de cristal, pero sí en caso de romperlo con la voluntad de dañar el bien y perjudicar a su propietario.
Ahora bien, existen varias teorías que sirven para explicar la diferencia entre el dolo y la culpa. En este programa nos centraremos en la teoría que, mayoritariamente, es aplicada por los tribunales y por los diversos especialistas; es decir, la teoría volitiva del dolo.